23 abril 2007

PARAFRASEA EL TEXTO MARCADO
La educación y el trabajo. (Por Guillermo Jaim Etcheverry)
El futuro de los jóvenes está sin duda estrechamente vinculado con el tipo y la calidad de la educación que reciben. Como ésta se encuentra indisolublemente ligada a los ejemplos que les brindamos, el problema central de los jóvenes de hoy reside en la conducta de quienes somos adultos.
Si se compara el comportamiento de diferentes generaciones, una de las características centrales de la juventud de los años 1960 y 1970 es que ella se proponía nada menos que cambiar el mundo, recurriendo a veces a métodos socialmente aceptables, otras a la violencia. Imperaba sin duda una cierta idea de rebeldía y se hacía un esfuerzo por modificar la realidad. La diferencia sustancial con los jóvenes actuales es que éstos buscan insertarse cuanto antes en nuestro mundo tal cual lo encuentran. Vale decir que la tendencia a la rebeldía característica de otras épocas, ha sido reemplazada por una actitud de conformismo con la situación actual y una tendencia a tratar de ubicarse cuanto antes en el sistema que encuentran funcionando y que les mostramos como única alternativa.
El problema central de los jóvenes de hoy parece ser el del empleo, cuestión que se analiza en estas Jornadas. Hoy se plantean qué es lo que han de hacer durante toda su vida. Ese problema no preocupaba en igual medida a los jóvenes en décadas anteriores. Ellos estudiaban sin que el tema del empleo constituyera su preocupación esencial como lo es hoy. Al instalarse éste como problema central, la educación se está sesgando hacia la idea actual de preparar para el trabajo. En lugar de proponernos educar para que cada joven sea más persona, en un intento de lograr que sea mejor persona, hoy se nos trata de convencer de que debemos educarlos para trabajar y que tenemos que enseñarles sólo aquello que les sirva para hacerlo ya. A través de esta idea "utilitaria" del conocimiento, íntimamente relacionada con el rendimiento económico, se restringen violentamente las perspectivas de los jóvenes angostando su espectro de posibilidades. Les negamos así el acceso a una porción sustancial del patrimonio cultural de la humanidad. Hoy sólo se tiende a enseñar lo concreto e inmediatamente operativo. ¿Para qué le sirve a un joven saber quienes fueron Aristóteles o Mozart? Parecería que este tipo de conocimientos carecen de valor en una economía o en una sociedad que privilegian solamente aquellas herramientas que sirven para producir.

Texto de http://www.uces.edu.ar/publicaciones/archivos/revista_cientifica/volumen3_nro1/jaim1.pdf

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